BROTE DE MAGIA
Tematica: todo mago y bruja ha tenido magia desde que nacio, sin embargo, esta no se manifiesta en todos a la misma edad ni de la misma manera. Este mes, podeis contarnos en un rol o monorol como fue la prinera ocasión en que vuestro personaje hizo magia.
HT: #BroteDeMagiaPHR
Exigencias: Debe ser real, y debe ser en pasado.
Plazo: finalizado
HT: #BroteDeMagiaPHR
Exigencias: Debe ser real, y debe ser en pasado.
Plazo: finalizado
Participantes:
|
Reto ganador:
El día anterior se había celebrado el noveno cumpleaños de Adam en el jardín trasero de la floristería de su padre. Así que ese caluroso día de verano, aun quedaban tres ricas porciones de tarta que debían ser comidas si no querían que se estropearan. Por lo que el Russel invitó a sus dos mejores amigos, Albus y Rose a merendar con él.
Los tres niños pronto se aburrieron de jugar en el jardín de los Russell, pues a pesar de sus coloridas flores, y la variedad de plantas de las que hacía gala, ya lo tenían algo más que visto. Como ya habían acabado con la deliciosa tarta, pidieron permiso a Marcus para ir a jugar al parque que había a la vuelta de la esquina, y este se lo concedió tranquilamente, pues Godric era un pueblo la mar de tranquilo.
Sin embargo, aquella tarde no fue precisamente tranquila para ellos. Mientras jugaban al "tu la llevas", corriendo por los alrededores del parque, oyeron un potente ladrido. Los tres niños se pararon en seco, y se giraron hacia dónde provenía aquel temible sonido.
Fue Adam el primero en darse cuenta de que ocurría, o al menos es verbalizarlo- ¡Brutus se ha escapado! ¡CORRED! -como alma que lleva el diablo, los tres jóvenes corrieron de vuelta a la floristería Russell, como si aquellas palabras fueran el pistoletazo de salida de una carrera.
Brutus no era otro que el malhumorado rottweiler que vigilaba una de las casas del pueblo. Se había hecho conocido por todos los vecinos, pues era el perro más escandaloso y agresivo que había en el lugar (las malas lenguas afirman que su carácter era igual al de su dueño). Incluso algunos habitantes daban un rodeo para no pasar junto a la puerta que detenía a aquel temido guardián.
Pero ahora estaba suelto, y corría como un salvaje hacia los tres chiquillos, los cuales huían a toda velocidad. Sin embargo el can parecía que les iba a alcanzar a pesar de su terrible esfuerzo por ponerse a salvo.
Fue entonces, cuando sentían ya a Brutus pisandoles los talones, que Adam se paró en seco, y se giró. Oyó como sus amigos le llamaban, le pedían que siguiera corriendo. Pero lo cierto es que, el que más tarde se convertiría en un Ravenclaw, no estaba prestando atención. Su cuerpo se movía solo, por instinto.
Alzó una mano, y la hizo caer con fuerza, notando como por el brazo le recorría una especie de corriente eléctrica. Como si fuera una marioneta, la farola que se interponía ente él y la enfadada bestia, calló haciendo un sonido sordo y estallando la bombilla en un millón de chispas.
Brutus paró instantaneamente ante la caída de la farola, y asustado, con el rabo entre las piernas volvió de nuevo a su hogar.
Adam estaba asustado, pues aunque sabía perfectamente que era la magia, e intuía que en algún momento se convertiría en mago, nunca la había experimentado.
Rose y Albus se acercaron a felicitarle, y darle las gracias por haberles librado del animal. E incluso Marcus salió de la floristería alarmado por el escándalo. El moreno y la pelirroja no tardaron en explicarle a su padre que había ocurrido, mientras Adam seguía callado, mirando fijamente sus manos.
- Lo... lo... lo siento -murmuro el muchacho cuando por fin alzó sus ojos azueles hacia su padre- no te disculpes hijo, es algo normal. Estoy muy orgulloso de que tengas magia como tu madre, y ella también lo estaría -contesto su padre mientras le revolvía el pelo con cariño.
- Aunque se ha formado un buen desastre, deberíamos arreglarlo antes de que lo vea algún muggle que no deba verlo -comentó Marcus valorando las consecuencias de brote de magia de Adam. Luego giro su mirada hacia los dos amigos de su hijo- ¿Podéis ir a casa a ver si alguno de vuestros padres se puede acercar? Sería bastante molesto si tengo que llamar al Ministerio por esto.
El moreno y la pelirroja desaparecieron corriendo en busca de un mago adulto que pudiera ayudarles. Marcus se agachó en cuclillas para estar a la altura de Adam, que aun estaba ligeramente confuso con lo que había pasado- parece que hoy tendremos otra celebración, creo que esto merece que preparé tu plato favorito -.
Finalmente, cuando el niño castaño vio la sonrisa de su padre y oyó sus palabras, se animo y se dio cuenta al fin de que aquello era algo muy bueno. Así que sonrió.
A los pocos minutos, apareció Harry Potter, que con un leve movimiento de varita arregló todo aquello. Él también felicito a Adam, pero a pesar de que el gran héroe era su ídolo, no cambiaba nada por el orgullo que se había instalado en la mirada de su padre aquella tarde.
Los tres niños pronto se aburrieron de jugar en el jardín de los Russell, pues a pesar de sus coloridas flores, y la variedad de plantas de las que hacía gala, ya lo tenían algo más que visto. Como ya habían acabado con la deliciosa tarta, pidieron permiso a Marcus para ir a jugar al parque que había a la vuelta de la esquina, y este se lo concedió tranquilamente, pues Godric era un pueblo la mar de tranquilo.
Sin embargo, aquella tarde no fue precisamente tranquila para ellos. Mientras jugaban al "tu la llevas", corriendo por los alrededores del parque, oyeron un potente ladrido. Los tres niños se pararon en seco, y se giraron hacia dónde provenía aquel temible sonido.
Fue Adam el primero en darse cuenta de que ocurría, o al menos es verbalizarlo- ¡Brutus se ha escapado! ¡CORRED! -como alma que lleva el diablo, los tres jóvenes corrieron de vuelta a la floristería Russell, como si aquellas palabras fueran el pistoletazo de salida de una carrera.
Brutus no era otro que el malhumorado rottweiler que vigilaba una de las casas del pueblo. Se había hecho conocido por todos los vecinos, pues era el perro más escandaloso y agresivo que había en el lugar (las malas lenguas afirman que su carácter era igual al de su dueño). Incluso algunos habitantes daban un rodeo para no pasar junto a la puerta que detenía a aquel temido guardián.
Pero ahora estaba suelto, y corría como un salvaje hacia los tres chiquillos, los cuales huían a toda velocidad. Sin embargo el can parecía que les iba a alcanzar a pesar de su terrible esfuerzo por ponerse a salvo.
Fue entonces, cuando sentían ya a Brutus pisandoles los talones, que Adam se paró en seco, y se giró. Oyó como sus amigos le llamaban, le pedían que siguiera corriendo. Pero lo cierto es que, el que más tarde se convertiría en un Ravenclaw, no estaba prestando atención. Su cuerpo se movía solo, por instinto.
Alzó una mano, y la hizo caer con fuerza, notando como por el brazo le recorría una especie de corriente eléctrica. Como si fuera una marioneta, la farola que se interponía ente él y la enfadada bestia, calló haciendo un sonido sordo y estallando la bombilla en un millón de chispas.
Brutus paró instantaneamente ante la caída de la farola, y asustado, con el rabo entre las piernas volvió de nuevo a su hogar.
Adam estaba asustado, pues aunque sabía perfectamente que era la magia, e intuía que en algún momento se convertiría en mago, nunca la había experimentado.
Rose y Albus se acercaron a felicitarle, y darle las gracias por haberles librado del animal. E incluso Marcus salió de la floristería alarmado por el escándalo. El moreno y la pelirroja no tardaron en explicarle a su padre que había ocurrido, mientras Adam seguía callado, mirando fijamente sus manos.
- Lo... lo... lo siento -murmuro el muchacho cuando por fin alzó sus ojos azueles hacia su padre- no te disculpes hijo, es algo normal. Estoy muy orgulloso de que tengas magia como tu madre, y ella también lo estaría -contesto su padre mientras le revolvía el pelo con cariño.
- Aunque se ha formado un buen desastre, deberíamos arreglarlo antes de que lo vea algún muggle que no deba verlo -comentó Marcus valorando las consecuencias de brote de magia de Adam. Luego giro su mirada hacia los dos amigos de su hijo- ¿Podéis ir a casa a ver si alguno de vuestros padres se puede acercar? Sería bastante molesto si tengo que llamar al Ministerio por esto.
El moreno y la pelirroja desaparecieron corriendo en busca de un mago adulto que pudiera ayudarles. Marcus se agachó en cuclillas para estar a la altura de Adam, que aun estaba ligeramente confuso con lo que había pasado- parece que hoy tendremos otra celebración, creo que esto merece que preparé tu plato favorito -.
Finalmente, cuando el niño castaño vio la sonrisa de su padre y oyó sus palabras, se animo y se dio cuenta al fin de que aquello era algo muy bueno. Así que sonrió.
A los pocos minutos, apareció Harry Potter, que con un leve movimiento de varita arregló todo aquello. Él también felicito a Adam, pero a pesar de que el gran héroe era su ídolo, no cambiaba nada por el orgullo que se había instalado en la mirada de su padre aquella tarde.
Escrito por: Adam Russell