EXPRESO DE HOGWARTS
Tematica: El expreso de Hogwarts es el tren que todos los alumnos del colegio de magia ingles deben tomar cada uno de septiembre, así como para regresar a casa. Este reto esta dirigidoa que conteís vuestra primera experiencia en el expreso, pero nada quita para que conteis la que tuvisteis otro año si creéis que es más interesante. Los alumnos de otras escuelas que quieran participar, podrán hacerlo de como llegaron a su escuela (en caso de duda preguntar al RM).
HT: #ExpresoDeHogwartsPHR
Exigencias: Debe ser real, y puede ser en presente o en pasado.
Plazo: finalizado
HT: #ExpresoDeHogwartsPHR
Exigencias: Debe ser real, y puede ser en presente o en pasado.
Plazo: finalizado
Participantes:
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Reto ganador:
Londres le dio la bienvenida como mejor sabía hacer: con un cielo encapotado dejando un día gris y lluvioso. Pero eso no era ningún impedimento para que toda la familia Potter fuese directa a la estación King’s Cross, resguardada en un edificio construido en ladrillo rojo desde hacía ya más de unas cuantas décadas.
James y Albus empujaban por los andenes sus correspondientes carros de metal, cortesía de la estación, en los que habían subido todo el equipaje necesario. Los baúles, los libros nuevos aún sin desempaquetar de ese envoltorio de basto papel marrón, las respectivas jaulas con la lechuza y el hurón (al que Albus había llamado Draco por sugerencia de su tío Ron, quien había estallado en carcajadas descontroladas cuando el joven Potter accedió) y una pequeña Lilu pelirroja montada en el carro del mayor.
A medida que el punto de entrada al andén 9 ¾ se acercaba, Albus pensaba que el corazón se le iba a salir del pecho en cualquier momento. Miró a su hermano, quien se adelantó para dejar a Lily en el suelo, parecía tan seguro de sí mismo… aunque también había que puntualizar que James le llevaba dos años de ventaja en lo que viajar a Hogwarts se refería. Pero, ¿qué pasaba si el andén se cerraba al pasar Albus, justo como le pasó a su padre una vez? (obviamente, historia contada por tío Ron y nunca por Harry) ¿qué ocurría si no lograba hacer ningún amigo en la escuela? ¿o si todos se comenzaban a portar raro sólo por escuchar su apellido?
Albus no podría soportar que ninguna de aquellas cosas pasasen, y si lo llegasen a hacer, probablemente daría media vuelta y se iría de nuevo a Godric’s Hollow. Pero lo cierto era que las preocupaciones del joven Potter no estaban más lejos que las del primer día de clase.
Pero el primer día de clase ya tenían que seleccionarte para una casa de Hogwarts. Podía ir a Ravenclaw, a Hufflepuff, a Gryffindor o a Slytherin… pero esta última no le hacía demasiada gracia. Según tio Ron (valga la redundancia de las historietas que les metía en la cabeza a sus pobres sobrinos) aquella era la casa donde se echaban a perder los magos. De donde salían todos los malos de sus aventuras, incluyendo el peor de todos.
El pecho de Albus se movía rítmicamente, cogiendo todo el aire que sus pulmones le permitían mientras notaba aquella sensación de que sus piernas comenzaban a flaquear. ¿Qué pasaría si el sombrero le mandaba a Slytherin? No tendría suficiente con ser un Potter en Hogwarts, ahora además sería un Slytherin…
Una vez Lily se hubo bajado del carro de James, este sin pensárselo dos veces cogió carrerillas y fue directo hasta la pared que se encontraba entre los andenes 9 y 10, desapareciendo en el acto. Aunque eso ya lo llevaba viendo dos años seguidos, sabía lo que le esperaba al otro lado pero… ¿y si el andén no le dejaba pasar a él?
Una mano firme se posó en su hombro, y el aroma del aftershave de su padre lo inundó por completo- ¿Juntos? –le preguntó, tranquilizándolo con una de sus tímidas sonrisas. Albus cogió aire antes de asentir y asir el manillar de su carrito con fuerza. Acto seguido, y por iniciativa de Harry, ambos estaban empujando el carro hacia el andén 9 ¾.
Al pasar aquel muro, la magia se hizo latente en un segundo. Ahí estaba el Expreso a Hogwarts, repleto de estudiantes, y al otro lado las familias despidiéndose de los de primer año (que siempre eran los que más tardaban en embarcar). Unos pasos más adelante, los Malfoy abrazaban a un joven y rubio Scorpius (aunque Albus lo conocería minutos después, una vez sentados en el tren) y más allá estaban los del equipo de Quidditch de Gryffindor. Una mujer regordeta abrazaba a una chica con una gran sonrisa y un adulto saludaba a Harry efusivamente al pasar por su vera. Lily había encontrado su propia distracción persiguiendo éntre la multitud un pájaro de papel embrujado, y James ya se había reunido con tio Ron, tia Hermione, la prima Rose (que también comenzaba Hogwarts este año) y el primo Hugo.
Al mirar como tía Hermione abrazaba a Rose, Albus comprendió que la salida hacia Hogwarts, ese lugar mágico tan familiar y distante a la vez, era inminente. Sus pies se pararon y dejó que Ginny y Harry siguiesen avanzando. Albus estaba nervioso, y para disimularlo y tratar de tranquilizarse simuló que tenía que atar su zapato.
- Tranquilo, Albus… -se susurró a sí mismo mientras se deshacía el nudo para volver a hacerlo después, pero las manos le temblaban tanto que era incapaz de lograr hacer la lazada. De pronto ahí estaba de nuevo, ese aroma a aftershave. Harry se había agachado a su vera y le miraba a través de los cristales de esas gafas redondas que le habían acompañado toda su vida, dedicándole otra de sus sonrisas tranquilizadoras. Puso sus manos sobre las de Albus y cogió los cordones para comenzar a hacer la lazada bien.
El joven de los Potter frunció los labios y sin pensárselo dos veces, reveló a Harry esos pensamientos que le habían mantenido en vela las últimas noches en Godric’s Hollow- Papá… ¿qué pasa si me ponen en Slytherin? –Harry bajó de nuevo la vista para cerciorarse de que el nudo estaba siendo atado correctamente, y la volvió a clavar en los ojos verdes de su hijo antes de contestar- Albus Severus Potter… tienes el nombre de dos directores de Hogwarts. Uno de ellos fue de Slytherin y fue el hombre más valiente que he conocido -.
Albus sorbió su nariz analizando las palabras reconfortantes de su padre, las cuales tampoco le hacían sentir seguro del todo- Ya pero… -prosiguió, fijando su mirada en la verde de su padre de nuevo- ¿Qué pasa si me ponen? –pero antes incluso de que pudiese terminar la frase, Harry volvió a hablar- Entonces la casa Slytherin ganará un joven y gran mago. Pero escucha si tanto significa para ti, puedes escoger Gryffindor… El Sombrero Seleccionador tiene en cuenta tu elección. –esas fueron las palabras que Albus estaba deseando escuchar durante todos aquellos días pasados, las que necesitaba escuchar. Una leve sonrisa cruzó sus labios y notó cómo su pecho se descargaba de un gran peso- ¿De verdad? –la misma sonrisa se dibujó en el rostro de Harry antes de responder- De verdad.
Los empleados del tren comenzaron a tocar los silbatos que anunciaban que las 11:30 estaban ya al caer. La hora de partir hacia Hogwarts había llegado-¿Preparado? –preguntó Harry- Preparado -respondió Albus, y ambos Potter se levantaron del suelo de la estación para fundirse en un grana brazo de despedida.
Harry acompañó a Albus hasta donde el resto de su familia se mantenía a la espera y, tras despedirse de todos, James, Rose y Albus montaron al tren y se instalaron en el primer compartimento que vieron semi-vacío. A pesar de que su prima Roxanne aún no tenía la edad para entrar en Hogwarts, los artículos Weasley eran comunes en los vagones y Albus tuvo que esquivar un pequeño fuego artificial revoltoso antes de lograr entrar en el compartimento. Rose había comprado una rana de chocolate y tanto ella como James admiraban cómo daba su primer salto. Al otro lado del cristal, Harry, Ron y Hermione, acompañados por Ginny, Lilu y Hugo, se despedían emocionados de sus respectivos hijos.
El carbón alimentó a la locomotora, quien giró las ruedas por primera vez desde que volvió de Hogwarts y ocasionó un brusco arranque que luego se suavizó. Los jóvenes magos se despidieron de sus familias, quedando pequeñas en la lejanía. Albus posó su mirada sobre la de Rose, quien parecía estar tan nerviosa como él, y notó como la manos de James se apoyaba sobre la rodilla de su hermano pequeño, pero dedicándoles una sonrisa a ambos.-
El ciclo volvía a comenzar. Las clases volvían a empezar y las aventuras aún estaban por llegar. 𝓐𝓵𝓵 𝔀𝓪𝓼 𝔀𝒆𝓵𝓵.
James y Albus empujaban por los andenes sus correspondientes carros de metal, cortesía de la estación, en los que habían subido todo el equipaje necesario. Los baúles, los libros nuevos aún sin desempaquetar de ese envoltorio de basto papel marrón, las respectivas jaulas con la lechuza y el hurón (al que Albus había llamado Draco por sugerencia de su tío Ron, quien había estallado en carcajadas descontroladas cuando el joven Potter accedió) y una pequeña Lilu pelirroja montada en el carro del mayor.
A medida que el punto de entrada al andén 9 ¾ se acercaba, Albus pensaba que el corazón se le iba a salir del pecho en cualquier momento. Miró a su hermano, quien se adelantó para dejar a Lily en el suelo, parecía tan seguro de sí mismo… aunque también había que puntualizar que James le llevaba dos años de ventaja en lo que viajar a Hogwarts se refería. Pero, ¿qué pasaba si el andén se cerraba al pasar Albus, justo como le pasó a su padre una vez? (obviamente, historia contada por tío Ron y nunca por Harry) ¿qué ocurría si no lograba hacer ningún amigo en la escuela? ¿o si todos se comenzaban a portar raro sólo por escuchar su apellido?
Albus no podría soportar que ninguna de aquellas cosas pasasen, y si lo llegasen a hacer, probablemente daría media vuelta y se iría de nuevo a Godric’s Hollow. Pero lo cierto era que las preocupaciones del joven Potter no estaban más lejos que las del primer día de clase.
Pero el primer día de clase ya tenían que seleccionarte para una casa de Hogwarts. Podía ir a Ravenclaw, a Hufflepuff, a Gryffindor o a Slytherin… pero esta última no le hacía demasiada gracia. Según tio Ron (valga la redundancia de las historietas que les metía en la cabeza a sus pobres sobrinos) aquella era la casa donde se echaban a perder los magos. De donde salían todos los malos de sus aventuras, incluyendo el peor de todos.
El pecho de Albus se movía rítmicamente, cogiendo todo el aire que sus pulmones le permitían mientras notaba aquella sensación de que sus piernas comenzaban a flaquear. ¿Qué pasaría si el sombrero le mandaba a Slytherin? No tendría suficiente con ser un Potter en Hogwarts, ahora además sería un Slytherin…
Una vez Lily se hubo bajado del carro de James, este sin pensárselo dos veces cogió carrerillas y fue directo hasta la pared que se encontraba entre los andenes 9 y 10, desapareciendo en el acto. Aunque eso ya lo llevaba viendo dos años seguidos, sabía lo que le esperaba al otro lado pero… ¿y si el andén no le dejaba pasar a él?
Una mano firme se posó en su hombro, y el aroma del aftershave de su padre lo inundó por completo- ¿Juntos? –le preguntó, tranquilizándolo con una de sus tímidas sonrisas. Albus cogió aire antes de asentir y asir el manillar de su carrito con fuerza. Acto seguido, y por iniciativa de Harry, ambos estaban empujando el carro hacia el andén 9 ¾.
Al pasar aquel muro, la magia se hizo latente en un segundo. Ahí estaba el Expreso a Hogwarts, repleto de estudiantes, y al otro lado las familias despidiéndose de los de primer año (que siempre eran los que más tardaban en embarcar). Unos pasos más adelante, los Malfoy abrazaban a un joven y rubio Scorpius (aunque Albus lo conocería minutos después, una vez sentados en el tren) y más allá estaban los del equipo de Quidditch de Gryffindor. Una mujer regordeta abrazaba a una chica con una gran sonrisa y un adulto saludaba a Harry efusivamente al pasar por su vera. Lily había encontrado su propia distracción persiguiendo éntre la multitud un pájaro de papel embrujado, y James ya se había reunido con tio Ron, tia Hermione, la prima Rose (que también comenzaba Hogwarts este año) y el primo Hugo.
Al mirar como tía Hermione abrazaba a Rose, Albus comprendió que la salida hacia Hogwarts, ese lugar mágico tan familiar y distante a la vez, era inminente. Sus pies se pararon y dejó que Ginny y Harry siguiesen avanzando. Albus estaba nervioso, y para disimularlo y tratar de tranquilizarse simuló que tenía que atar su zapato.
- Tranquilo, Albus… -se susurró a sí mismo mientras se deshacía el nudo para volver a hacerlo después, pero las manos le temblaban tanto que era incapaz de lograr hacer la lazada. De pronto ahí estaba de nuevo, ese aroma a aftershave. Harry se había agachado a su vera y le miraba a través de los cristales de esas gafas redondas que le habían acompañado toda su vida, dedicándole otra de sus sonrisas tranquilizadoras. Puso sus manos sobre las de Albus y cogió los cordones para comenzar a hacer la lazada bien.
El joven de los Potter frunció los labios y sin pensárselo dos veces, reveló a Harry esos pensamientos que le habían mantenido en vela las últimas noches en Godric’s Hollow- Papá… ¿qué pasa si me ponen en Slytherin? –Harry bajó de nuevo la vista para cerciorarse de que el nudo estaba siendo atado correctamente, y la volvió a clavar en los ojos verdes de su hijo antes de contestar- Albus Severus Potter… tienes el nombre de dos directores de Hogwarts. Uno de ellos fue de Slytherin y fue el hombre más valiente que he conocido -.
Albus sorbió su nariz analizando las palabras reconfortantes de su padre, las cuales tampoco le hacían sentir seguro del todo- Ya pero… -prosiguió, fijando su mirada en la verde de su padre de nuevo- ¿Qué pasa si me ponen? –pero antes incluso de que pudiese terminar la frase, Harry volvió a hablar- Entonces la casa Slytherin ganará un joven y gran mago. Pero escucha si tanto significa para ti, puedes escoger Gryffindor… El Sombrero Seleccionador tiene en cuenta tu elección. –esas fueron las palabras que Albus estaba deseando escuchar durante todos aquellos días pasados, las que necesitaba escuchar. Una leve sonrisa cruzó sus labios y notó cómo su pecho se descargaba de un gran peso- ¿De verdad? –la misma sonrisa se dibujó en el rostro de Harry antes de responder- De verdad.
Los empleados del tren comenzaron a tocar los silbatos que anunciaban que las 11:30 estaban ya al caer. La hora de partir hacia Hogwarts había llegado-¿Preparado? –preguntó Harry- Preparado -respondió Albus, y ambos Potter se levantaron del suelo de la estación para fundirse en un grana brazo de despedida.
Harry acompañó a Albus hasta donde el resto de su familia se mantenía a la espera y, tras despedirse de todos, James, Rose y Albus montaron al tren y se instalaron en el primer compartimento que vieron semi-vacío. A pesar de que su prima Roxanne aún no tenía la edad para entrar en Hogwarts, los artículos Weasley eran comunes en los vagones y Albus tuvo que esquivar un pequeño fuego artificial revoltoso antes de lograr entrar en el compartimento. Rose había comprado una rana de chocolate y tanto ella como James admiraban cómo daba su primer salto. Al otro lado del cristal, Harry, Ron y Hermione, acompañados por Ginny, Lilu y Hugo, se despedían emocionados de sus respectivos hijos.
El carbón alimentó a la locomotora, quien giró las ruedas por primera vez desde que volvió de Hogwarts y ocasionó un brusco arranque que luego se suavizó. Los jóvenes magos se despidieron de sus familias, quedando pequeñas en la lejanía. Albus posó su mirada sobre la de Rose, quien parecía estar tan nerviosa como él, y notó como la manos de James se apoyaba sobre la rodilla de su hermano pequeño, pero dedicándoles una sonrisa a ambos.-
El ciclo volvía a comenzar. Las clases volvían a empezar y las aventuras aún estaban por llegar. 𝓐𝓵𝓵 𝔀𝓪𝓼 𝔀𝒆𝓵𝓵.
Escrito por: Albus S. Potter