MI VARITA
Tematica: este mes el reto consistirá en un rol o monorol que tenga que ver con vuestra varita. Tanto con su adquisición, como cualquier historia que tenga que ver con ella.
HT: #MiVaritaPHR
Exigencias: Debe ser real, y puede ser en presente o en pasado.
Plazo: finalizado
HT: #MiVaritaPHR
Exigencias: Debe ser real, y puede ser en presente o en pasado.
Plazo: finalizado
Participantes:
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Reto ganador:
Rose no cabía en sí de felicidad. Por fin había llegado el día de ir a hacer las compras para su primer curso en Hogwarts. Los Potter y los Weasley habían quedado para ir juntos al Callejo Diagon, puesto que su primo Albus empezaba también el 1 de Septiembre al Colegio de Magia y hechicería. Después de hacerse con todos los libros, plumas, pergaminos, ingredientes de pociones y demás artilugios que se especificaban en el pliego de materiales, ya solo les restaba una cosa, la varita.
Al llegar a la puerta de Ollivanders, cuando Rose se disponía a entrar junto a su primo, Ron le interrumpió el paso. La pequeña pelirroja de 11 años alzo la mirada hacia su padre y pregunto que pasaba. Este con una sonrisa, se limitó a decirle que la elección de la varita era algo muy personal, y que mejor debían entrar de uno en uno.
Rose aunque algo contrariada por tener que separarse de su primo, se dejó convencer cuando le ofrecieron un helado para que se le hiciese más llevadera la espera. Las dos familias se dirigieron a Florean Fortesque, y allí esperaron a que saliera el mediano de los Potter. Ya se habían acabado sus tarrinas hacía un buen rato, cuando un Albus sonriente, que sujetaba con dos manos cual tesoro una caja alargada, llego hasta ellos.
Entonces le llegó el turno a la primogénita del matrimonio Weasley-Granger. Esta se dirigió a la tienda del más respetable fabricante de varitas de todo Reino Unido y entro. Estaba algo oscuro, pero sus ojos azules se adaptaron rápidamente a la escasa luz.
- Buenos días –saludo al hombre que estaba del otro lado del mostrador. Por lo que sabía aquel era el hijo del reconocido aunque ya fallecido Garrick Ollivander, y se decía que había heredado todas las habilidades de su padre en cuanto a la fabricación de varitas se refería.
El dueño le devolvió la sonrisa y acto seguido comenzó a farfullar más para sí que para su clienta- mmm… Rose Weasley… hija de Ron Weasley, la varita más larga que hemos fabricado, y Hermione Granger mi padre me dijo que fue la única clienta que consiguió su varita al primer intento… -se acercó a una estantería y cogió una caja llena de polvo- probemos con esta –dijo mientras le tendía la varita a la pequeña pelirroja, en cuanto la toco un rayo salió de su punta e hizo volar unos papeles que descansaban en una pila.
- ¡NO! –dijo el hacedor de varitas mientras se le arrebataba de las manos. Esta sistemática se repitió tantas veces que Rose perdió la cuenta. La inquieta joven empezaba a aburrirse, hasta que ese sentimiento comenzó a cambiar por un terrible temor ¿Y si no encontraba una varita adecuada? ¿La echarían del colegio? ¿Tendría que vivir como una muggle?
El Ollivander que parecía haberle leído el pensamiento, la tranquilizo- No te preocupes, definitivamente, eres bruja y muy poderosa si me permites mi opinión, solo hay que encontrar la varita que te permita canalizar tu magia correctamente –entonces el gesto del señor cambio y una media sonrisa apareció en su rostro- quizás… -.
Sin decir más desapareció entre las polvorientas estanterías. Y allí se quedó plantada la pobre Rose sin saber que decir o que hacer, con ganas de llorar, irse de allí y no volver jamás. De pronto el fabricante de varitas regreso con una caja, era distinta al resto, y la marca no decía Ollivanders como las demás, sino Sakura.
La chica extrañada la cogió, y automáticamente de ella surgieron pétalos de cerezo que caían y se desintegraban al tocar el suelo de madera, como si de copos de nieve se trataran. La pelirroja la cogió con las dos manos y la pego a su pecho, como con temor a que se la arrebatara.
- Treinta y cuatro centímetros de largo, núcleo de corazón de dragón y madera de cerezo, muy poderosa –entonces el mago cogió la varita a Rose y la guardo en su caja nuevamente- no es de manufactura Ollivanders, sin embargo, la hice yo hace años, cuando viaje a Japón para aprender a trabajar la madera de cerezo de la mejor bruja en esa área: la Maestra Sakura. Esta es la primera que realice con éxito, y la guardo como recuerdo, pero creo que ahora te pertenece a ti –estó ultimo lo dijo con cierta nostalgia, pero pronto cambio de nuevo a uan actitud más decidida- Serán dieciocho galeones -.
Rose no articulo palabra, un nudo en la garganta se lo impedía de la emoción. Dejo las monedas de oro sobre el mostrador, y antes de salir por la puerta logro decir- ¡Muchas gracias! Que tenga un buen día –y desapareció del local para encontrarse con sus padres-.
Al llegar a la puerta de Ollivanders, cuando Rose se disponía a entrar junto a su primo, Ron le interrumpió el paso. La pequeña pelirroja de 11 años alzo la mirada hacia su padre y pregunto que pasaba. Este con una sonrisa, se limitó a decirle que la elección de la varita era algo muy personal, y que mejor debían entrar de uno en uno.
Rose aunque algo contrariada por tener que separarse de su primo, se dejó convencer cuando le ofrecieron un helado para que se le hiciese más llevadera la espera. Las dos familias se dirigieron a Florean Fortesque, y allí esperaron a que saliera el mediano de los Potter. Ya se habían acabado sus tarrinas hacía un buen rato, cuando un Albus sonriente, que sujetaba con dos manos cual tesoro una caja alargada, llego hasta ellos.
Entonces le llegó el turno a la primogénita del matrimonio Weasley-Granger. Esta se dirigió a la tienda del más respetable fabricante de varitas de todo Reino Unido y entro. Estaba algo oscuro, pero sus ojos azules se adaptaron rápidamente a la escasa luz.
- Buenos días –saludo al hombre que estaba del otro lado del mostrador. Por lo que sabía aquel era el hijo del reconocido aunque ya fallecido Garrick Ollivander, y se decía que había heredado todas las habilidades de su padre en cuanto a la fabricación de varitas se refería.
El dueño le devolvió la sonrisa y acto seguido comenzó a farfullar más para sí que para su clienta- mmm… Rose Weasley… hija de Ron Weasley, la varita más larga que hemos fabricado, y Hermione Granger mi padre me dijo que fue la única clienta que consiguió su varita al primer intento… -se acercó a una estantería y cogió una caja llena de polvo- probemos con esta –dijo mientras le tendía la varita a la pequeña pelirroja, en cuanto la toco un rayo salió de su punta e hizo volar unos papeles que descansaban en una pila.
- ¡NO! –dijo el hacedor de varitas mientras se le arrebataba de las manos. Esta sistemática se repitió tantas veces que Rose perdió la cuenta. La inquieta joven empezaba a aburrirse, hasta que ese sentimiento comenzó a cambiar por un terrible temor ¿Y si no encontraba una varita adecuada? ¿La echarían del colegio? ¿Tendría que vivir como una muggle?
El Ollivander que parecía haberle leído el pensamiento, la tranquilizo- No te preocupes, definitivamente, eres bruja y muy poderosa si me permites mi opinión, solo hay que encontrar la varita que te permita canalizar tu magia correctamente –entonces el gesto del señor cambio y una media sonrisa apareció en su rostro- quizás… -.
Sin decir más desapareció entre las polvorientas estanterías. Y allí se quedó plantada la pobre Rose sin saber que decir o que hacer, con ganas de llorar, irse de allí y no volver jamás. De pronto el fabricante de varitas regreso con una caja, era distinta al resto, y la marca no decía Ollivanders como las demás, sino Sakura.
La chica extrañada la cogió, y automáticamente de ella surgieron pétalos de cerezo que caían y se desintegraban al tocar el suelo de madera, como si de copos de nieve se trataran. La pelirroja la cogió con las dos manos y la pego a su pecho, como con temor a que se la arrebatara.
- Treinta y cuatro centímetros de largo, núcleo de corazón de dragón y madera de cerezo, muy poderosa –entonces el mago cogió la varita a Rose y la guardo en su caja nuevamente- no es de manufactura Ollivanders, sin embargo, la hice yo hace años, cuando viaje a Japón para aprender a trabajar la madera de cerezo de la mejor bruja en esa área: la Maestra Sakura. Esta es la primera que realice con éxito, y la guardo como recuerdo, pero creo que ahora te pertenece a ti –estó ultimo lo dijo con cierta nostalgia, pero pronto cambio de nuevo a uan actitud más decidida- Serán dieciocho galeones -.
Rose no articulo palabra, un nudo en la garganta se lo impedía de la emoción. Dejo las monedas de oro sobre el mostrador, y antes de salir por la puerta logro decir- ¡Muchas gracias! Que tenga un buen día –y desapareció del local para encontrarse con sus padres-.
Escrito por: Rose Weasley